Soy muy gracioso. Soy muy gracioso porque me hago mucha gracia. No dejo de reírme. No dejo de reírme porque me parto con las cosas que digo, hago, no hago, y me callo. Todas esas cosas las hago mal. Momento equivocado, lugar pésimo, modo erróneo... Y lo que se me ocurre es intentar que la gente vea mis fallos. Y que le gusten a la gente mis fallos. Porque a mí me gustan, ¡me encantan! Seguro, ¡segurísimo! No quiero enmendar mis errores. Quiero seguir siendo yo para dejar de cometerlos, o para mostrarle a la gente qué cosas no debe hacer, cómo no comportarse, qué no pensar... ¿Me entiendes? Me gusta esta imperfección total. No sé si es egolatría, egocentrismo, ignorancia, narcisismo, o no sé qué más puede ser, pero me hace gracia mi perfecta imperfección.
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