Y como amigo, esperó a que se fuera. Porque se fue. Y con su marcha llegaron ideas de fragilidad, impotencia, brevedad. Olvidas la facilidad con la que pasan las cosas malas, y es entonces cuando, en vez de bajar la cabeza, tienes que elevarte, imponerte a esas cosas malas. Porque sí, las cosas malas van a venir. Dejemos de ser obvios, pero tampoco seamos alarmistas: con suerte, iría al cielo de los gatos. Estoy convencido de que cada día quiero más al pequeñín, al dormilón.
martes, 13 de septiembre de 2011
El cielo de los gatos
Contra una imagen dura, un acto de cariño. Es la solución. Unas horas juntos y trabajo en equipo. Porque oye, que esas cosas no son fáciles, por impersonal que pueda llegar a ser. Era vecino, "amigo de amigo" (fuera redes sociales), se puede decir. Al menos compartían tiempo.
Y como amigo, esperó a que se fuera. Porque se fue. Y con su marcha llegaron ideas de fragilidad, impotencia, brevedad. Olvidas la facilidad con la que pasan las cosas malas, y es entonces cuando, en vez de bajar la cabeza, tienes que elevarte, imponerte a esas cosas malas. Porque sí, las cosas malas van a venir. Dejemos de ser obvios, pero tampoco seamos alarmistas: con suerte, iría al cielo de los gatos. Estoy convencido de que cada día quiero más al pequeñín, al dormilón.
Y como amigo, esperó a que se fuera. Porque se fue. Y con su marcha llegaron ideas de fragilidad, impotencia, brevedad. Olvidas la facilidad con la que pasan las cosas malas, y es entonces cuando, en vez de bajar la cabeza, tienes que elevarte, imponerte a esas cosas malas. Porque sí, las cosas malas van a venir. Dejemos de ser obvios, pero tampoco seamos alarmistas: con suerte, iría al cielo de los gatos. Estoy convencido de que cada día quiero más al pequeñín, al dormilón.
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you're a fucking god
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