He prendido fuego a mis sentimientos y a mis ideas para que resurjan como aves fénix sobre sus cenizas. Por muy bonita que sea la imagen escogida, es horrible lo que estoy haciendo. No soy el primero en hacerlo, ni seré el hacerlo. Tampoco es mi primera vez, y no digo que esté mal.
Mi corazón se ha mudado de sitio, al igual que mi cerebro. Hubo intertransplante. Creo que ahora tengo el cerebro en mi codo; si no, no entiendo por qué me toco tanto el codo para pensar. El corazón creo que lo tengo en una de las rodillas, porque por un mísero golpe me duele como si hubiera pasado un huracán. Y no sé qué hacer, quizás me deje llevar, ya que suena demasiado bien.
¿Me acompañas?
martes, 28 de febrero de 2012
domingo, 26 de febrero de 2012
Sálvese quien pueda
¿Sabes esa sensación de agobio que te exprime el corazón como si fuera una naranja, que te oprime los pulmones impidiéndote respirar como es debido?
No voy a mentir: creo conocerla. Es un sentimiento que me ronda el cuerpo, un ligero cosquilleo, un hormigueo que va desde el dedo pequeño de cada pie hasta arriba, hasta los hombros. Llevo con ella unos días, unas semanas. Uno pierde la consciencia de cuánto tiempo lleva así hasta que se hace inevitable afrontarla, por duro que sea.
Y es que va siendo hora de afrontar los errores, las indecisiones, las malas decisiones. He pensado que dejaba de fallar, cuando en realidad sólo cometía fallos, uno tras otro. Es duro tropezar con la misma piedra, porque mentiría si dijese que es la primera vez que me ocurre. Mentiría de nuevo si dijese que será la última. He echado de menos las compañías que antes echaba de más, echo de más a gente que echaré de menos en cuatro o cinco meses. Porque soy así, no quiero nada de lo que tengo. Me he reído de los aficionados del Real Madrid por mirar demasiado al pasado diciendo que ellos tienen "9 Copas de Europa", aunque muchas de ellas tuvieran cierta "ayuda", de uno u otro modo; pero yo soy peor, no sólo miro a un pasado que ojalá fuera inexistente, porque he hecho pocas cosas bien; también miro en exceso al futuro, esperando éste me depare algo más, siendo ese "más" justo lo que merecía.
A estas alturas no sé qué es lo que me merezco, pero es, con toda probabilidad, esto que tengo, esto que estoy sufriendo/sintiendo. Sí, admito que "llevo días buscándome". Miento; no son días, son años. Y aunque la gente pueda describirme con un gran acierto, no es más cierto que aquello que creo puedo llegar a ser. Porque tendré que dejar ese sentimiento de arrogancia que de vez en cuando me invade cuando leo cosas, escucho cosas, pensando que yo podría hacerlo mejor (cuando es algo de lo que entiendo). El problema es que ya se me olvida qué es de lo que entiendo. Me falla la imaginación, los recuerdos, cierta ambición. No me falta "amor" por lo que quiero hacer en realidad, mis sueños de cuando era todavía un niño. Quizás sea ese el problema, que todavía soy un niño, que tengo que crecer. Sí, supongo que esas cosas las seguiré queriendo hacer más adelante, pase lo que pase. No creo que nadie me quite las ganas de enseñar, de dar clase; tampoco creo que nadie me quite las ganas de seguir escribiendo, escriba como escriba la gente, esté como esté el mercado. Porque hay ciertos caprichos que una mente tan inestable como la mía quizás no debería tener. Supongo que también es bueno mantener algunos caprichitos...
Y supongo que ya son horas de dejar esta entrada. Me he perdido en algún momento. Sólo quería escribir un par de líneas para que siguiera teniendo todo sentido. Quizás es que sigo sin tener sentido. Quizás es que nada de lo que haga mientras no tenga un buen propósito seguirá sin tenerlo.
Sólo quiero que esta herida se prenda.
No voy a mentir: creo conocerla. Es un sentimiento que me ronda el cuerpo, un ligero cosquilleo, un hormigueo que va desde el dedo pequeño de cada pie hasta arriba, hasta los hombros. Llevo con ella unos días, unas semanas. Uno pierde la consciencia de cuánto tiempo lleva así hasta que se hace inevitable afrontarla, por duro que sea.
Y es que va siendo hora de afrontar los errores, las indecisiones, las malas decisiones. He pensado que dejaba de fallar, cuando en realidad sólo cometía fallos, uno tras otro. Es duro tropezar con la misma piedra, porque mentiría si dijese que es la primera vez que me ocurre. Mentiría de nuevo si dijese que será la última. He echado de menos las compañías que antes echaba de más, echo de más a gente que echaré de menos en cuatro o cinco meses. Porque soy así, no quiero nada de lo que tengo. Me he reído de los aficionados del Real Madrid por mirar demasiado al pasado diciendo que ellos tienen "9 Copas de Europa", aunque muchas de ellas tuvieran cierta "ayuda", de uno u otro modo; pero yo soy peor, no sólo miro a un pasado que ojalá fuera inexistente, porque he hecho pocas cosas bien; también miro en exceso al futuro, esperando éste me depare algo más, siendo ese "más" justo lo que merecía.
A estas alturas no sé qué es lo que me merezco, pero es, con toda probabilidad, esto que tengo, esto que estoy sufriendo/sintiendo. Sí, admito que "llevo días buscándome". Miento; no son días, son años. Y aunque la gente pueda describirme con un gran acierto, no es más cierto que aquello que creo puedo llegar a ser. Porque tendré que dejar ese sentimiento de arrogancia que de vez en cuando me invade cuando leo cosas, escucho cosas, pensando que yo podría hacerlo mejor (cuando es algo de lo que entiendo). El problema es que ya se me olvida qué es de lo que entiendo. Me falla la imaginación, los recuerdos, cierta ambición. No me falta "amor" por lo que quiero hacer en realidad, mis sueños de cuando era todavía un niño. Quizás sea ese el problema, que todavía soy un niño, que tengo que crecer. Sí, supongo que esas cosas las seguiré queriendo hacer más adelante, pase lo que pase. No creo que nadie me quite las ganas de enseñar, de dar clase; tampoco creo que nadie me quite las ganas de seguir escribiendo, escriba como escriba la gente, esté como esté el mercado. Porque hay ciertos caprichos que una mente tan inestable como la mía quizás no debería tener. Supongo que también es bueno mantener algunos caprichitos...
Y supongo que ya son horas de dejar esta entrada. Me he perdido en algún momento. Sólo quería escribir un par de líneas para que siguiera teniendo todo sentido. Quizás es que sigo sin tener sentido. Quizás es que nada de lo que haga mientras no tenga un buen propósito seguirá sin tenerlo.
Sólo quiero que esta herida se prenda.
jueves, 23 de febrero de 2012
Mis palabras viajarán más que yo
Ya no digo nada de tanto callar; de noche hablo a escondidas. Aguardo una respuesta del tiempo porque nadie me ha respondido a lo que he querido saber tiempo. Y aún así, tampoco el tiempo me la ha respondido. ¿Por qué? Porque el tiempo era la misma pregunta. El tiempo no se puede responder a sí mismo porque no cabe en sí, resurge de sus cenizas, se recrea en sí mismo.
El tiempo es la mayor mentira que ha habido en la historia de la humanidad. Y no, no es mayor que la historia que se cree ahora como cierta como la "historia de William Wallace" por Braveheart, o la historia de Aquiles y Troya por Troya, por poner ejemplos mínimamente recientes.
Y la verdad es que me he llevado con más alemanes y británicos que con asturianos y catalanes, que valencianos y andaluces; y no es porque no lo haya intentado, sino porque soy así. Es mi problema: soy siempre igual. En mi cumple me visto igual que el resto del año porque no me parece adecuado prepararme mínimamente para que los demás me digan que voy bien. Quiero saber que sigo pareciendo el mismo, no hacer de una noche una "noche épica". No sé si me entiendes, tampoco lo espero; lo que sí espero es que sigas respetando este pedacito de corazón que todavía me queda. Porque siempre me quedará eso, por poco que sea.
El tiempo es la mayor mentira que ha habido en la historia de la humanidad. Y no, no es mayor que la historia que se cree ahora como cierta como la "historia de William Wallace" por Braveheart, o la historia de Aquiles y Troya por Troya, por poner ejemplos mínimamente recientes.
Y la verdad es que me he llevado con más alemanes y británicos que con asturianos y catalanes, que valencianos y andaluces; y no es porque no lo haya intentado, sino porque soy así. Es mi problema: soy siempre igual. En mi cumple me visto igual que el resto del año porque no me parece adecuado prepararme mínimamente para que los demás me digan que voy bien. Quiero saber que sigo pareciendo el mismo, no hacer de una noche una "noche épica". No sé si me entiendes, tampoco lo espero; lo que sí espero es que sigas respetando este pedacito de corazón que todavía me queda. Porque siempre me quedará eso, por poco que sea.
lunes, 20 de febrero de 2012
Soy yo el que necesita reparación
Tengo los pelos de punta tras mover los brazos como si fueran ventiladores. Estoy escuchando "Los Días Raros" mientras me invade un ataque de morriña suficientemente largo que puede haberme provocado alguna lágrima. Recuerdo los conciertos de Vetusta a los que fui, pero no es esa la razón por la que me entra la morriña. Esta semana se me presenta muy solitaria. Eso, o esta semana es la que me siento más acompañado que nunca. Porque sí, estoy de Erasmus y echo de menos Galicia. Galicia y sus gentes, sus carnavales, as festas rachadas,... Pero hoy echo de menos a mis amigos, a mis padres, a mi hermano. Mi garganta no es capaz de emitir ningún sonido ahora que no me ponga en evidencia.
Me pongo a recordar y pienso que puede que esta sea la primera vez que no me guste hacerme mayor. Es un rollazo hacerse mayor: te olvidas de olvidarte, recuerdas momentos que no deberías. Las tonterías se olvidan y se recuerda el orgullo que uno siente del lugar del que procede, la familia de la que forma parte, haciéndose un bolo en la garganta. Sí, podría decirse que podría escupir, pero también sois los que me provocáis este bolo. Gracias.
"qué felices, qué caras más tristes"
Me pongo a recordar y pienso que puede que esta sea la primera vez que no me guste hacerme mayor. Es un rollazo hacerse mayor: te olvidas de olvidarte, recuerdas momentos que no deberías. Las tonterías se olvidan y se recuerda el orgullo que uno siente del lugar del que procede, la familia de la que forma parte, haciéndose un bolo en la garganta. Sí, podría decirse que podría escupir, pero también sois los que me provocáis este bolo. Gracias.
jueves, 16 de febrero de 2012
Don't Go Chasing Shadows
Todos perseguimos sombras. Yo el primero. Y si bien soy el primero que persigue pesadillas y sombras, también soy el primero en admitir esos "defectos" vistos por la sociedad. Así como admito que le tengo manía a Tarantino, soy de los que admiten sus cosas buenas.
La ambigüedad está a la orden del día, sí; admitámoslo. Convivo con ella como quien convive con sus demonios. Soy capaz de decirte que no debes tener miedo por hacer algo, pero soy el primero en tener miedo en hacer algo nuevo; puedo decirte que disfruto leyendo (viendo) Harry Potter como el primer día, o incluso más, pero admitir que no están bien hech@s. ¿Me hace todo esto insensible, imbécil, paranoico? ¿Puedes sentir, al mismo tiempo, una cosa y lo opuesto? No hace falta hablar de decir una cosa y hacer otra, ya que nos saltamos obviedades, sino que ya es un paso más allá: ¿callaremos por no decir la verdad o por no mentir? Yo suelo callarme, tanto por una cosa como por otra. (Atención a la ambigüedad) Me da miedo, pareciéndome también normal. Porque vivimos con miedo.
O quizá debería decir que VIVO con miedo. Miedo a que se me entienda, a que alguien consiga deshilachar la red de pensamientos y sensaciones que me rodean constantemente. Tengo miedo de que sea cierto lo que pienso de mí mismo.
¿Es llevarse la contraria a uno mismo tan natural al ser humano como la muerte, como la guerra? ¿Es inherente la ambición?
"Será mejor tener cuidado."
La ambigüedad está a la orden del día, sí; admitámoslo. Convivo con ella como quien convive con sus demonios. Soy capaz de decirte que no debes tener miedo por hacer algo, pero soy el primero en tener miedo en hacer algo nuevo; puedo decirte que disfruto leyendo (viendo) Harry Potter como el primer día, o incluso más, pero admitir que no están bien hech@s. ¿Me hace todo esto insensible, imbécil, paranoico? ¿Puedes sentir, al mismo tiempo, una cosa y lo opuesto? No hace falta hablar de decir una cosa y hacer otra, ya que nos saltamos obviedades, sino que ya es un paso más allá: ¿callaremos por no decir la verdad o por no mentir? Yo suelo callarme, tanto por una cosa como por otra. (Atención a la ambigüedad) Me da miedo, pareciéndome también normal. Porque vivimos con miedo.
O quizá debería decir que VIVO con miedo. Miedo a que se me entienda, a que alguien consiga deshilachar la red de pensamientos y sensaciones que me rodean constantemente. Tengo miedo de que sea cierto lo que pienso de mí mismo.
¿Es llevarse la contraria a uno mismo tan natural al ser humano como la muerte, como la guerra? ¿Es inherente la ambición?
"Será mejor tener cuidado."
martes, 14 de febrero de 2012
No hay trato (de momento)
Las mejillas más frías que rojas, las manos se mueven muy poco. Los labios se mueven continuamente para hablar y reír. Las mejillas están dislocadas por el hábito de reír por reír. Los ojos tan cerrados de tanto querer llorar, de tanto esforzarse por ser feliz.
¿Habrá algún momento en el que deje de aparentar y ser quien soy sin miedo?
¿Habrá algún momento en el que deje de aparentar y ser quien soy sin miedo?
lunes, 13 de febrero de 2012
No entiendo de cómo y por qué
Me he vuelto a perder en minuciosidades de palabras mal escritas en un contexto más perdido que la Mona Lisa en MTV Tuning. Me he entregado plenamente durante horas al vicio de la lectura, del dar y tomar que conllevan las palabras escritas. Por eso a estas horas, a falta de media hora para el 14 de febrero, declaro que mi amor es la palabra escrita. Es un amor. Porque siempre da. Quizás dé tortazos, palmadas en el culo, ponga la zancadilla, te eche una mano... siempre me acompaña, y eso es mucho más de lo que puedo decir mucha gente que, por las circunstancias, me veo obligado a acompañar. Sí, referenciando una vez más, diré que soy como "un lazo en un ventilador" al encontrarme con un libro nuevo: a veces dura mucho, a veces es breve porque el ventilador es malo; otras, duro poco yo por la intensidad del aire.
La cuestión es que cada día hago nuevos tratos con la palabra, intentando tener una relación más justa, más sana; aún así, cada mañana hago borrón y cuenta nueva. Rompo ideas "viejas", del "ayer", haciendo esas actualizaciones necesarias que precisamos de vez en cuando.
Lo peor es la bipolaridad diaria/semanal. Veo progresos, pero también veo muchos fallos. No sé si es un exceso de autocrítica, o que siempre tuve los pies en el suelo. A veces, tan en el suelo que estaban incluso más abajo. Dejando ambigüedades de lado, diré que este es el camino diario de la amargura en una relación más en la que el equilibrio es imposible, como todas las demás en las que yo estoy en medio.
Pero mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así...
La cuestión es que cada día hago nuevos tratos con la palabra, intentando tener una relación más justa, más sana; aún así, cada mañana hago borrón y cuenta nueva. Rompo ideas "viejas", del "ayer", haciendo esas actualizaciones necesarias que precisamos de vez en cuando.
Lo peor es la bipolaridad diaria/semanal. Veo progresos, pero también veo muchos fallos. No sé si es un exceso de autocrítica, o que siempre tuve los pies en el suelo. A veces, tan en el suelo que estaban incluso más abajo. Dejando ambigüedades de lado, diré que este es el camino diario de la amargura en una relación más en la que el equilibrio es imposible, como todas las demás en las que yo estoy en medio.
Pero mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así...
domingo, 12 de febrero de 2012
Incendios de nieve que asaltan la vista
Este fin de semana ha habido varios momentos de morriña intensa. ¿Por qué? Porque he ido de viaje por Escocia, viendo paisajes, monte, hierba: verde. Mucho verde. Y si bien es cierto, que no hay más cantidad que en Galicia, para mí sigue siendo primero de todo Galicia. Porque sí, Galicia es gigante para mí. No sólo el verde, sino que también la compañía. He recordado no sólo el paisaje, las ciudades, los momentos solitarios (que suelen ser los más abundantes), sino que las compañías también: aquellas pachangas a las tantas, aquellos maratones, aquellas cervezas en el bar de siempre, aquel "hoy no salgo" y la correspondiente reacción de alguno que pone música que me anime a salir o que me diga "venga, sólo una"... Porque "ooooostia", esto es espectacular, pero no puede ser como nuestro humor, nuestros libros, nuestras risas. Sí, claro que aquí también existen, ya sea por el hábito recién adquirido de "sonreír por sonreír" o por que de verdad se lo merece.
Aún así, estoy deseando volver también. Aún sabiendo que esto no es para siempre (y también POR ESO hago mucho más que en condiciones normales), estoy deseando encontrarme más a gusto, a mi ritmo, en mi soledad. Vivo más de lo que debería, debería bajar mi ritmo, mi velocidad, pero hoy en día es inevitable, es lo mejor.
Y al parecer se nos da bien pelear...
Aún así, estoy deseando volver también. Aún sabiendo que esto no es para siempre (y también POR ESO hago mucho más que en condiciones normales), estoy deseando encontrarme más a gusto, a mi ritmo, en mi soledad. Vivo más de lo que debería, debería bajar mi ritmo, mi velocidad, pero hoy en día es inevitable, es lo mejor.
Y al parecer se nos da bien pelear...
lunes, 6 de febrero de 2012
Quiero decirte
Yo sé de uno que ha estado rondando por ahí mientras sus pensamientos se desligaban de él. Siempre se alejaban de él, tirando hacia atrás y adelante en el tiempo, recordando, viviendo, intentando saber qué hacer en el futuro. Nunca acertó, y tampoco acertará. Todo es una incógnita: tanto por qué ha hecho las cosas, como todo lo que estaba por venir.
Yo sé de uno que ha hecho demasiado e insuficiente a la vez, mientras un sentimiento de culpa incandescente e irreprimible le atosigaba los pulmones por no hacer más, por hacer en exceso.
Yo sé de uno que ha disfrutado mucho en la vida, al igual que sufrido y que, a pesar de todo, seguirá siendo igual de idiota, igual de brillante, igual de indecente; IGUAL.
O igual, quizás, yo sé de uno que siempre habla de más, siendo la palabra hablada la menos frecuente en su expresión. ¡Qué vergüenza, ¿verdad?!
Yo sé de uno que ha hecho demasiado e insuficiente a la vez, mientras un sentimiento de culpa incandescente e irreprimible le atosigaba los pulmones por no hacer más, por hacer en exceso.
Yo sé de uno que ha disfrutado mucho en la vida, al igual que sufrido y que, a pesar de todo, seguirá siendo igual de idiota, igual de brillante, igual de indecente; IGUAL.
O igual, quizás, yo sé de uno que siempre habla de más, siendo la palabra hablada la menos frecuente en su expresión. ¡Qué vergüenza, ¿verdad?!
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