Ya no digo nada de tanto callar; de noche hablo a escondidas. Aguardo una respuesta del tiempo porque nadie me ha respondido a lo que he querido saber tiempo. Y aún así, tampoco el tiempo me la ha respondido. ¿Por qué? Porque el tiempo era la misma pregunta. El tiempo no se puede responder a sí mismo porque no cabe en sí, resurge de sus cenizas, se recrea en sí mismo.
El tiempo es la mayor mentira que ha habido en la historia de la humanidad. Y no, no es mayor que la historia que se cree ahora como cierta como la "historia de William Wallace" por Braveheart, o la historia de Aquiles y Troya por Troya, por poner ejemplos mínimamente recientes.
Y la verdad es que me he llevado con más alemanes y británicos que con asturianos y catalanes, que valencianos y andaluces; y no es porque no lo haya intentado, sino porque soy así. Es mi problema: soy siempre igual. En mi cumple me visto igual que el resto del año porque no me parece adecuado prepararme mínimamente para que los demás me digan que voy bien. Quiero saber que sigo pareciendo el mismo, no hacer de una noche una "noche épica". No sé si me entiendes, tampoco lo espero; lo que sí espero es que sigas respetando este pedacito de corazón que todavía me queda. Porque siempre me quedará eso, por poco que sea.
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