En una salida de energía desgarradora me planto con un par, dejando que todo mi ser se libere, se deje llevar y acabe en una espiral de autodestrucción. Supongo que la frase anterior no acaba como debería, pero, en mi opinión, sí lo hace. Porque todo acaba como debe acabar. Y porque todo, absolutamente todo, acaba (afortunadamente).
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