-Eh, es mejor que nada.
-Bueno, cualquier cosa es mejor que nada.
Al momento ya se dio cuenta de que no iba a tener razón en su argumento. No intentarlo es peor que nada, no creerse capaz, echarse hacia atrás... Sabía que él lo había intentado, y no funcionó. Recordaba a menudo su evolución, siempre desde un punto de vista egoísta. Era así su naturaleza. Iba a acabar solo, y lo peor era que lo sabía. Otra vez usando el egoísmo para protegerse, eso era lo más fácil. Porque sí, porque era su propia idea la que valía, no lo que le infundían los demás.
Lo agarró por el hombro, y lo abrazó. Ella notó las pequeñas convulsiones producidas al llorar. A ninguno de los dos le preocupó la falta de masculinidad que aquella imagen mostraba. Y así siguieron, hasta que lloró desiertos de arena.
Después se rieron. Una carcajada limpia. Se miraron. Poco importaba lo inusual de la imagen.
-Vamos a crear tendencia, eh?
-El amor ya es una tendencia- repuso ella.
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