Ayer corrieron ríos de lágrimas internos. Tan intensos y sinceros que hicieron daño, me hicieron feliz. De esos momentos que recuerdas y todavía se te iluminan los ojos. Es un paso, es un final, es un comienzo, porque no es más que el resumen de ideas desordenadas, inconexas, injustas, malamente contadas y que, muchas de ellas, sobraba contarlas en alto. Pero no por ello dejan de ser sinceras. Y las que tienen que llegar.
Había "amor", había amistad, había todo eso que siempre quise y me tuvieron que abofetear para darme cuenta. Pero sobre todo sueños, y agradecimiento, porque muchos de esos sueños siguen vivos, y seguirán eternamente vivos mientras ciertas cosas sigan su curso, cierta gente siga prestando atención al show que con cada aplauso montamos. Esto acaba de empezar, súbete al carro. Tú sí, tu también. Tú no, vas a ser una simple losa más.
Menos mal que no hay ruedas, que empezamos en el suelo, pero es que ahora vamos volando, "hasta el infinito y más allá".
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