Perdimos la verticalidad. Por momentos, también la horizontalidad. No importaban nada las formas. No sé si quiero recordarlo: me pone enfermo. Me hace querer repetir. Quiero volver a enloquecer, perder la compostura y no echarnos la culpa. Era sexo por sexo, simple sexo. Era guarro, a veces incluso violento, y te agarrotaba, te volvía loco. Tanto, que las horas eran segundos que no se paraban a pensar, a toquetear cada uno con el siguiente. Era todo eso y más: era precioso.
¿Es tan malo dejar qu de vez en cuando, te dominen los impulsos?
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