Esta mañana hace mucho frío. El viento me dio una bofetada en cada mejilla nada más salir de casa. Me las dejó rojitas rojitas. Por suerte, llevaba guantes. Y gorro. Nunca me lo dejaba en casa. Aquel invierno era realmente frío y cortaba más que el cuchillo que había cogido para llevar a clase. Esa mañana, iba a ocurrir algo.
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