viernes, 30 de julio de 2010

Dónde

No me pregunto ni quién soy, ni quién eres, ni quiénes fuimos; ni quiénes seremos. A veces la pregunta que me asalta cuando estoy en cama es, más bien, a dónde nos lleva el camino; si todo este trayecto, estos baches, estos granos que nos encontramos merecen la pena; si en verdad aprendemos y nos damos cuenta de que no existe un mañana, de que vivimos como si no lo hubiera, al menos; porque todo es hoy.
A ver si me explico:
a) haz el esfuerzo de recordar tu primer recuerdo de la niñez; ya sea jugando en el parque, o comiendo, o bajando en un carrito por la calle... Ahora, mantenlo presente.
b) recuerda una discusión con tus padres (recuerda el mantenerlo en la cabeza);
c) recuerda un momento muy feliz con ellos (un poco más);
d) tu primer beso;
e) la última vez que lloraste de veras por alguien;
f) la última carcajada limpia que soltaste.

Ahora vuélvelas a leerlas todas rápidamente, mientras las vuelves a vivir, al mismo tiempo. Nada es el pasado, nada es el presente. Todo sucede en el mismo instante, no importa el año, ni el día; ni siquiera si llueve o hace sol, si hace frío o si no. Es por eso que no hay "hoy", porque estás viviéndolo todo simultáneamente, sólo que tu conciencia no es capaz de percibir lo que viene después. O, al menos, la mayor parte de las veces...

Y yo sólo quiero saber si vivir la vida merece la pena.

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