jueves, 29 de agosto de 2013

You Know, Never Forget.

Los olores y dolores lo despiertan, lo refrescan. Recuerda a ratos, a través de ruidos sordos, silbidos y saliva en veloces bajadas y subidas mezcladas en un instante como segundos y centímetros que giran alrededor de un eje sexualmente concentrado en sí mismo.

-no, no-,

Levanta ligeramente el cuello estando todavía en horizontal para comprobar la repentina erección. Sin querer que sus amigos ausentes vean o intuyan que la echa de menos, vuelve la vista de inmediato al techo, mientras abandona la empresa de la búsqueda de la felicidad al cerrar los ojos. Estás condenado a morir solo y triste, chico.

-no, no-,

Pudriéndose de felicidad corre porque piensa que la adrenalina lo ayuda a respirar y a recordar a qué sabe la memoria del olvido. Un grito lo avisa y cambia de dirección. Ese golpe no ha dolido, pero lo hará como lo hacen tanto los pequeños detalles como los grandes. Debido al alzamiento del ánimo que suscita el desprendimiento de adrenalina, no escucha el segundo grito y pierde el balón.

-tampoco, lo sé, PERO-.