viernes, 22 de noviembre de 2013

Los enormes cojones de Beowulf

La gloria es para los vencedores, no para el forraje de la estirpe maligna.
 Vale. Lo he comprado a las 10 y cuarto. Lo he acabado a las doce MENOS cuarto. Lo leeré en algún momento de nuevo. No sé si ha sido buena idea leerlo nada más comprarlo. Me ha gustado, oye, pero creo que me ha sentado como una empanada para desayunar: está deliciosa, pero cada cosa tiene su momento. Lo entiendes. Lo entiendo. Se nota que a esta gente les gusta contar, como a mí me gusta. No un chiste, que soy muy malo contando chistes. Se nota que les ha gustado involucrarse en esta historia. Ya se le veía venir a David. Cuando recuerdo su Héroe, la primera obra que leí suya, pienso en el niño del principio y del final o en el adulto ese que ya piensa en la siguiente historia. Quiere más y más. Diría que se nota que le gusta consumir baterías de ideas, tanto propias como ajenas. Recuerdo que volver a ver a ese niño al final del segundo volumen de El Héroe me hizo sufrir con unas pocas lágrimas. No quería que se acabara. Y ahora me encuentro con Beowulf, ese monstruo que mata monstruos con sed de gloria y obsesionado con la muerte.
 Me han gustado los dibujos a doble página, los colores y algunas imágenes enteras sin contar el color. Me han gustado algunos diálogos, pero lo que más me ha gustado es la narración. Ya desde las primeras páginas. Siempre he estado obsesionado con la narración de las historias porque entiendo que es la base sobre la que se sustentan. He de decir que me ha convencido la narración. No esa sed de venganza. Es lo que no me ha gustado de la obra. Es lo que no me suele gustar de ningún sitio. Entender la entiendo. Creo que lo que temo es que se entienda que la venganza es lo mejor. Es una respuesta lógica, sí, lo sé. Beowulf es un monstruo que trata con otros monstruos. Es básicamente eso, otra época más épica. Me ha gustado y no me ha gustado esa obstinación que tiene por el por fin ser alguien una vez haya muerto.
Ha habido dos momentos en particular que me han hecho gracia. Uno, cuando le arranca el brazo a Grendel y Beowulf se queda desnudo con el brazo ese que parece salir de su entrepierna y que le queda colgando; también me ha gustado esa imagen que muestro a continuación en la que Bewoulf parece querer recordar al Rey Arturo, figura que me fascinaba de pequeño y me ha vuelto a fascinar en las últimas semanas.
En el fondo, no sé si ha sido una primera lectura en la que me haya sentido emocionalmente compensado porque mis expectativas eran muy altas. Sí ha compensado buena parte, al menos y doy las gracias por ello. El tiempo, que ni de broma cura las heridas, me dirá qué debo hacer con el resto.
Te llegará el turno para morir...

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