miércoles, 2 de enero de 2013

Crítica: Saga de "Crónica del Asesino de Reyes"

""Debe ser duro ser hombre", dijo en voz baja. "Las mujeres sabemos que formamos parte del mundo. Estamos llenas de vida. Las mujeres somos la flor y el fruto. Recorremos el tiempo como parte de nuestros hijos. Pero los hombres..." Giró la cabeza y me miró; la lástima se reflejaba en sus ojos. "Vosotros sois una rama desnuda. Sabéis que cuando muráis, no dejaréis nada importante atrás."
Penthe me acarició el pecho con ternura.
"Creo que por eso estáis tan llenos de ira. Quizá no tengáis más ira que las mujeres. Quizá la ira dentro de vosotros no tenga ningún sitio adonde ir, sencillamente. Quizá esté desesperada por dejar alguna huella. Golpea el mundo. Os hace actuar con precipitación. Os hace discutir, enfureceros. Pintáis y construís y peleáis y contáis historias que son mayores que la verdad."
Dio un suspiro de satisfacción y apoyó la cabeza en mi hombro, arrimándose más a la curva de mi brazo.
"Siento tener que decirte estas cosas. Eres un buen hombre, y muy guapo. Pero no dejas de ser un hombre. Tu ira es lo único que puedes ofrecerle al mundo.""

Es un extracto del segundo libro de la saga, de la que en principio es una trilogía: Crónica del Asesino de Reyes, de Patrick Rothfuss. El primero es 'El Nombre del Viento', y el segundo, 'El Temor de un Hombre Sabio'. Saga de fantasía, muy de moda en las últimas décadas. Esta es especial, por decirlo de algún modo. Me gusta mucho, porque cambia un poco mi visión de la costumbre de sagas fantásticas a las que estoy acostumbrado. También lo es Canción de Hielo y Fuego, lo sé, y es probable que esté mejor escrita también, y que sea mucho más interesante, pero estos dos libros me han gustado especialmente. Más el segundo. Procedo al tema.

Empieza en una posada, y más allá del silencio triple, con el mayor de esos tres silencios, el del dueño de la posada, están sus ojos, que parecen pertenecer a un hombre mucho mayor que el que dirige el lugar. Tras unos capítulos, empieza a contarle a un escribano que iba en su búsqueda la historia de su vida. La vida de un hombre que había desaparecido; no había desaparecido, sin embargo, el mito. Al parecer, el muchacho pelirrojo de ojos de colores cambiantes, dependiendo de su estado anímico, es el culpable de la horrible situación en la que se encuentra el país, según declara él mismo. Relatará su historia en primera persona, incluyendo muchísimos detalles gracias a una memoria privilegiada, como la de Ted Mosby. No voy a hacer ninguna crítica negativa con respecto a la serie de TV, solamente diré que el tema de la serie me parece bueno, pero se les ha ido de las manos al tener al menos 4 temporadas. Bueno, después de este breve paréntesis, continúo para decir que su vida ha estado de percances, de momentos de mucho dolor, y que al estar narrada en primera persona, ayuda a cogerle más cariño. Además, y a diferencia de Canción de Hielo y Fuego, sabes que en el momento presente, está vivo, por lo que no va a morir a la mitad. Puede pasarlo mejor o peor, pero sigue vivo. Empezando por la muerte de su familia (artistas, todos ellos), siguiendo con su vida en la indigencia, sus ganas de aprender en esa Universidad en la que se aprende algo parecido a lo que entendemos por magia, pasa por un paréntesis por la Universidad, cuando empieza a "vivir" un poco más, y aprende algo más allá de conocimientos que se enseñan en clase.
Un personaje carismático, enternecedor, cuyo mayor problema, en mi opinión, es la obsesión que quiere parecer amor (pero que no me lo parece) por una chica. Por suerte (y por eso quizás me guste más), en el segundo, aparece mucho menos. Y aunque el final del segundo parezca un poco precipitado, pueden sacarse detallitos, perlitas que me da gusto leer, que me hacen sentir orgulloso de haber cogido alguno de estos libros:
"No hace falta que las historias sean nuevas para que las disfrutes. Hay que son como amigos de la familia. Algunas son tan fiables como el pan.
Sin embargo, una historia que no haya oído nunca es algo raro y valioso."
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""¿Cómo puede uno tener demasiado deseo de vivir, crecer y hacer?, pregunté. "Cuanto más, mejor, ¿no?"
Penthe sacudió la cabeza y se apartó el pelo con una mano.
"No. Es como la comida. Una comida te sienta bien. Dos comidas no te sientan mejor." Volvió a arrugar la frente. "No. Es como el vino. Una copa de vino te sienta bien, dos pueden sentarte mejor, pero diez..." Asintió con la cabeza, muy seria. "Con la ira pasa algo muy parecido. Si un hombre acumula demasiada, se vuelve como un veneno para él. Quiere demasiadas cosas. Lo quiere todo. Su mente se vuelve extraña, violenta.""
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"No hay hombre valiente que nunca haya caminado cien kilómetros. Si quieres saber quién eres, camina hasta que no haya nadie que sepa tu nombre. Viajar nos pone en nuestro sitio, nos enseña más que ningún maestro, es amargo como una medicina, cruel como un espejo. Un largo tramo de camino te enseñará más sobre ti mismo que cien años de silenciosa introspección."



Son, en varios momentos, lo que se puede considerar pseudofilosofía, pero guardan momentos, guardan pizcas de verdades. Son detalles alrededor de un personaje que no sabes bien por qué, pero acabas amando. He vuelto a llorar con él, y ojito con la expresión. También lo he hecho la segunda vez. O, al menos, la segunda vez sí, no recuerdo si la primera también. Pero poco importa, yo ahora estoy expectante por la tercera (y supuestamente también última) novela de la crónica. Por favor, que llegue pronto.

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