miércoles, 30 de noviembre de 2011

No te conozco


He visto la luz otra vez, junto a su respectiva oscuridad. Es precioso. No te das cuenta de por qué es así, pero ocurre. Todo tiene su negativo, como todo tiene su positivo. Sí, incluso Son Gokuh tiene su lado malo. Pero oye, que está bien, hay que seguir adelante. Pero no estoy aquí para deshacer un mito, ni para joder tus recuerdos de la infancia. Tú haces lo que quieres con tus recuerdos: los borras, los dejas, o los manipulas. Y hagas lo que hagas, lo harás bien.
Sí estoy aquí para decirte que me he olvidado de lo que quiero decir, y que me hace gracia. Me hace gracia el recuerdo de tu pelo, los gallos de tu voz al cantar, las carcajadas de la noche. Y esto no viene a cuento, como no viene a cuento tampoco decir que me he olvidado de la letra de la canción, de pisar con el pie derecho el primer escalón de las escaleras, de dar el saltito en cama cuando quiero levantarme, de colocarme el pantalón justo antes de tirar los dardos. Me he olvidado de esas otras muchas cosas, ha sido inevitable. ¿Quién sabe si mañana me olvidaré de sonreír con aquella otra canción, o de enfadarme cada vez que no le echas suficiente sal a la comida? Cada día es un día nuevo, aunque siempre depende de algún día anterior, de lo que seas capaz de recordar, consciente o inconscientemente. wiewiórka!

lunes, 21 de noviembre de 2011

Los Colores de una Sombra Larga y Amenazadora. Brillante.

Anuncio a antiguos navegantes:
el capitán vuelve a pedir disculpas por la falta de imaginación y ganas de trabajo en imágenes y entradas a la mar. Creo que como tripulación necesitamos un descanso después de tanta productividad. Me dedicaré a limpiar la borda, marcar bien dónde está cada habitación, remodelar el bar pero, sobre todo, descansar. Creo que estoy preparado para cambiar de aires y hacer cosas más grandes, más "importantes".
Tendréis noticias mías.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La intranquilidad de la paz del hogar (II)


[8 a.m., cocina]
“Mamá, creo que ayer atracaron a una chica por la noche. Le hacían daño. Gritaba”, dijo Sara, provocando que Agar se sonrojara.
“Sí, yo también lo oí, Sara”, dijo Alberto. “Tranquila, todo pasó. Las autoridades llegaron a solucionar el problema. Pero dime, Sara”, dijo tras una pausa por la tos de Agar, “¿qué hacía una nia de 10 años despierta a esas horas?” Entre “eeehhh”, “aaaahhh”, “esto…”, se sonrojó y se calló. Alberto, con otra carcajada parecida a la de la noche anterior, se dirigió a Alba y le preguntó si ella sabía algo.
“¡NO LE DIGAS NADA!”, gritó Sara cuando vio que Alba empezaba a abrir la boca.
“Entonces hay algo… Ya me lo dirás. Sabes que puedo enterarme igualmente, pequeña.” Le sonrió y le acarició la mejilla izquierda. “Anda, acabaos los cereales. Hoy os llevo yo a clase.”
“¿Y eso? ¿Por qué mamá no?, preguntó Sara.
“Mamá está muy cansada, ¿no lo ves?”, respondió Sara, dijo Alba. Le dio un beso a su madre.
“Sí, cariño. No sé si estoy cogiendo un resfriado.” Entonces fue a Alberto el que le dio un beso a Sara en la frente, seguido de un “Muy bien, chica lista, pero vete a lavarte los dientes, ¿vale?”
Se marcharon ambas resignadas, momento que aprovechó para decirle a Agar acompañando el comentario con un beso, “Buena mentirijilla, por eso le diste un beso.” Sonrieron.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La intranquilidad de la paz del hogar (I)


El reloj del móvil marcaba las 2.36 de la mañana. “Ya nadie tiene relojes de muñeca”, pensó, haciéndose imagen de los únicos relojes propiamente dichos: los de los edificios públicos, metro, y lugares similares. Se levantó sin hacer ni un ruido para no despertarla. Por suerte, a ella le gustaba dormir siempre pegada a la pared. “Me hace sentir más segura”, solía decir.
Encontró la cocina al final del pasillo, donde siempre. Había veces que pensaba que una mañana las habitaciones iban a cambiar de orden, de lugar. Se rascó los genitales con una mano mientras la otra abría la nevera. Después, con la mano “del poder”, se rascó el pecho. A esas horas no cabía la posibilidad de que se despertaran las niñas y lo vieran en calzoncillos. Cogió el jamón york para hacerse un sándwich, por eso de que Agar siempre le decía que no siempre comieta queso. Recuperando con el hilo de pensamientos, recordó el comentario sobre el salir de la habitación. “Habrá un momento en que las niñas ya no serán niñas y se despierten en mitad de la noche a pinchar algo, como tú. Y cabe la posibilidad de que te encuentren aquí”, le había dicho Agar aún esa misma mañana. Y es que las dos habían heredado el hábito de comer de vez en cuando. Más Alba. Era la pequeña de las dos, ero también la mas pilla. Sara era más guapa, y no era nada tonta, pero Alba tenía “esa sonrisa”, “esos ojos”. Seguía pensando en ellas cuando salió el pan de la tostadora. Se puso el bocadillo y al darse la vuelta vio a Agar en la puerta.
“No deberías tostar pan a estas horas”, y acompañó el comentario con un bostezo, “le entra el hambre a cualquiera.” Sonrió, con una de esas sonrisas suyas de recién levantada. Se acercó a él, y él le acercó el sándwich. Apartándole la mano, dijo “No, no me refería a ese hambre”. Él soltó una carcajada, por lo que Agar se sonrojó.
“Lo siento”, se disculpó pensando en las niñas. “No me esperaba que me dijeras algo así. Más viendo tu apetito últimamente, tan escaso.”
“Ya, pero es que me gustó tu culito mientras preparabas el sándwich”, decía mientras su mano acompañaba a sus intenciones.
“Agar, que estoy todavía con el sándwich, déjame acabarlo”, dijo tras toser. Viendo que no paraba, lo dejó a un lado, diciendo, “Bueno, si insistes.”

martes, 15 de noviembre de 2011

Let's go back to the start

Le impregnaba el olor a café alrededor de la boca y la nariz, ambas rojas, como las mejillas y las orejas. Hacía frío, mucho frío. Llevaba guantes y gorro. Las manos las tenía bien protegidas, pero el gorro no le protegía bien las orejas. Se las frotaba de vez en cuando, con la mano libre del café que había comprado para llevar a la salida de clase. Se dirigía al centro con su compañero de clase. Él no iba tan abrigado, estaba muy acostumbrado a ese frío; de bebida no había cogido café, sino un chocolate caliente: llevaba bien el horario británico (era británico) y se acostaba a horas prudentes, guardando las horas debidas para la comida y para la cena.
Hablaron de novela gráfica, baloncesto, turismo, deseos de futuro, mientras pasaba la cabalgata con Papá Noel a la cabeza y más gente detrás, ya menos relacionado con la Navidad, pero seguían siendo colores vivos y disfrazados. Se rieron del coche de Grease mientras se preguntaban qué hacían ellos allí.
Cuando llegaron por fin a la librería, se les puso la sonrisa automática en la cara, y el calor de la tienda les obligó a quitarse la ropa de abrigo. Se pasaron un par de horas en la tienda, viendo libros, hablando de aquellos que habían leído o querían leer, de sus primeras experiencias con los libros, de las últimas, de las mejores...; cada uno compró dos libros: uno para sí, otro para el otro.
Sus elecciones habían sido "El Juego de Ender" para regalar y "A Dance with Dragons" (todavía pendiente en español) para sí.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Lovely speechless man in love

She was talking about places she had been to, about the places she loved. She never talked about the people she knew, she cared about. She did not know anyone. She was everyone's "mate", and also Nobody's friend. She only spoke of those places where it is easier to find her, at least temporarily. No, she does not have name, nor surname. It is widely spread that she is the aim to achieve, just a path to go through life. Yes, she is "H".

domingo, 13 de noviembre de 2011

¡Qué felices, qué caras más tristes!

Piensa en algo bello. Seeehhh, quizás te vengan a la cabeza unos ojos de mujer (u hombre), unas caricias... Pero hay más cosas, ¿verdad?  El abrazo de un hermano al despedirse, el orgullo que siente un padre o una madre; la confianza  el saber estar de un amigo. Mentiríamos si dijésemos que ahí acaba, ¿o no? ¡La vida es bella!, ¡qué bello es vivir!, ¿no decían así? ¡Claro!, ¡cómo no! El par de cubatas del sábado por la noche, ese cigarrillo de después, o lo que se entienda por cigarrillo; la piel de gallina durante un concierto, la lagrimilla de aquella peli... Pero recuerdas también aquellos malos momentos, ¿a que sí? Cuando se acabó, el despertarse solo después de tanto tiempo y no recordabas qué era aquello..., recuerdas lo duro que fue no devolver las llamadas, o que no te las devolviera... ¡Oh, sí, qué duro fue! ¡Y qué duro es de vez en cuando!, ¿verdad? Pues sonríe, ¡porque eso es vida! Están también las desilusiones, los peros, la falta de rosas o piruletas en el día de los enamorados...
Perdona por haberte recordado esas cosas, pero ahora levanta la vista; mira por la ventana. ¿Qué ves? ¿Nada? Ah, es que quizá sea de noche y estés de viaje, o que no haya ventana, o por cualquier otro motivo. Pero, ¿a que en el fondo ves luces? ¡¿A que en el fondo ves algo más?! ¡Claro! He ahí el futuro. Cógelo, agárralo, bésalo. Abre los brazos, abre las piernas y deja que te haga el amor de arriba a abajo. Pero correspóndele, que no me entere yo, ¿eh?

08/11/11, 23.30, Parada en Glasgow

viernes, 11 de noviembre de 2011

Pinza de retorno

Juan Luis. 1,83 m. Alto. Moreno. Ojos verdes y profundos. Espalda ancha de nadador. Era el presidente de una compañía de hoteles fundada en el Reino Unido y que poco a poco se iba expandiendo por el Viejo Continente al igual que por el Nuevo Mundo. Tenía todo lo que quería: dinero, casa grande, sexo consentido y gratis siempre que quería... Mantenía a sus hermanos y a sus padres pero vivía solo; le encantaba cocinar, pero tenía contratado a un cocinero que cambiaba una vez al año para que cocinara para él; le fascinaba el deporte colectivo, pero se pasaba dos horas cada mañana antes de ir a trabajar entre la piscina y el gimnasio; le encantaba bailar, pero sólo ponía la radio en el canal de noticias; le apasionaba leer, pero sólo escribía. Decía que ninguna persona era capaz de impresionarle mínimamente. Era filofóbico.
(22.43, @ Glasgow, llevaba el bus parado 13')

jueves, 10 de noviembre de 2011

S.O.(S.)

Eran las 5 de la mañana y esperaba un tren. Vía 10b. Nada de 9 y 3/4. No sabía a dónde lo llevaría, si a Selly Oak, donde debía ir, o a Higwarts. No lo sabía, pero tampoco le importaba. Tenía, en ese mismo instante, 48 minutos por delante. Le dolían los ojos por el sueño, los músculos agarrotados de no haber dormido absolutamente nada durante el viaje de 10 horas. Había parecido una eternidad. 46 minutos. Ya no tenía nada más en lo que pensar, hecho aue le ponía en tensión y le hacía gracia al mismo tiempo. Era una sensación muy suya, muy incoherente. Sin batería en el móvil, no podía escuchar música. Sin haber dormido en las últimas 19 horas, no podía tampoco leer. 44 minutos.
Durante el viaje, había escrito hasta morir, había leído hasta matar, había pensado hasta ambas a la vez. Sólo quería llegar a su destino. No iba a decir eso de "NO IMPORTA CÓMO", porque en el fondo sí le importaba. 42 minutos. Bebió un trago largo de té. De ese que se había preparado 14 horas antes con tan buen ojo e intención, porque sabía que no iba a ser capaz de dormir en el bus, porque sabía que iba a tener que esperar un rato. Y es que no podía dormirse ahora. 40 minutos. Otro trago bastante largo. Cada vez era más difícil aguantar. Además, le secaba la garganta. Excesivamente. "No sé si estaré incubando algo", se encontró pensando, y lo escribió. Mi vida deja de ser pensada para ser más escrita. Más escrita que pensada y contada. Me ayuda a pensar, darme cuenta de las cosas; pero relajarme ante todo. 38 minutos. Esta espera es inaguantable. Entre que estoy sentado en un barrote a escasos 30 cm del suelo y que me resbala el culo, que el té empieza a surtir efecto y necesito escribir, beber té y dormir, todo al mismo tiempo, creo que me va a estallar el cerebro en cualquier momento. 36 minutos.
Voy, en algún momento de mi vida, a narrar mi vida en verso. Al menos voy a intentarlo. Tiene que ser tan gracioso como pedante. Bueno, igual no tanto, ¿verdad? Más pedante que todas hojas escritas en las últimas 12 horas. Quiero dormir y romperlo todo. A la de ya. 34 minutos.
Me parece muy gracioso. Al principio lo hice sin querer, pero después ya me controlé, me medí, modifiqué mi velocidad de escritura y mi densidad de expresión para escribir todo lo que quisiera en ese breve espacio de tiempo como son 2 minutos. Ahorabquizá alargue de más los minutos y las horas, como parecen alargárseme a mí. 32 minutos. Cuando llegue a 30, este escrito dejará de tener continuación. Lo merece. Es una pena. Fue bonito mientras duró. Podría haber sido lo más hermoso, pedante, agobiante, fantástico, a la par que inquietante, que podrías haber leído en algún tiempo. Más inquietante que leer a Emily Dickinson, más pedante que leer a Jane Austen. Más todo junto que yo. 30 minutos.

martes, 8 de noviembre de 2011

I make you believe that I got the key

Ideas poderosas en ciclo-tímicos perdidos se vuelven ideas imposibles. Es como un filofóbico sin ganas de cambiar, como si la ozolagnia fuera lo más común. Dicen que todo empieza por la paciencia y la negación, pero yo no estoy de acuerdo. Sí con el hecho de necesitar paciencia, pero no por la negación. Primero tienes que aceptarlo y, a través de la paciencia, llegará todo. No, no sólo paciencia; mentiría si digo que si tienes paciencia todo llegará, no; tienes que pelear, tan duramente como estés dispuesto a hacerlo; cambiar algunas cosas que estés dispuesto a cambiar. Me vuelvo loco en los cambios que intento hacer en un par de días. No tengo paciencia. Y tampoco quiero cambiar algunas cosas. No es mi momento.

Y sigo convencido


Días contados. Noches libres.

Son días inconexos que no parecen tener sentido porque no es lógica esta sucesión. No es normal que, después de una tarde tonta delante del ordenador, uno se pase la mañana y gran parte de la tarde y noche loco de alegría y de un rollo guay, animado. No se busca lógica; hay un punto en el que deja de importar. Lo que busco es ser menos incoherente. Me lo suelo permitir, sólo tengo 21 años.
No hay nada que perder, mucho que ganar. ¿Fue antes el Carpe Diem o el Hakuna Matata?

lunes, 7 de noviembre de 2011

Heavenly Hurt!

Today, I need to let my arrogance out. I need to let it out of me, let it speak through and for me for a while. I don't usually let it walk freely, as I would let my dog walk freely. I have done it, however, more often than I used to do it in the past. It may not be arrogance, but selfconfidence, that I know myself. You might misunderstand me, I might have a new 'enemy' for this short piece of writing. I don't care. In my life, I will talk about many things, but I will write about even more things. I am going to create so many new stories... They will be short enough so they will not be taken into account, they will be so dense that they will make you sick. Remember me when I publish something, when you hear I am great at what I do, because I will have worked hard enough to get it. However, it might happen in a moment I am not prolific, as it could be said right now.
As I study dead poets as tortured as I am, mentally speaking, new poets/writers to come, all better than I am, are going to get motivated. Because they will see I am not as good as my writings will be. It's just that I am conscious of my changing, how my feelings and ideas go to and fro, and I'm (sometimes) able to tell them, somehow. You may not see every thread of these spiderwebs I write.
Here I leave my message in this bottle. You all are my ocean, the way my message go through, and see if it gets somewhere.

Está en el aire

Hoy necesito sacar mi vena arrogante. Que salga de y hable por mí durante un rato. Porque no la suelo sacar a pasear, como a un perro. Últimamente sí lo hago, que conste; un poco más a menudo de lo que solía. Quizás no sea arrogancia, sino autosuficiencia, conocimiento de mí mismo. Quizás me malinterpretéis y por eso me gane más de un "enemigo". Me da igual. Voy a hablar de muchas cosas en mi vida, pero voy a escribir sobre más. Voy a crear historias nuevas, relatos suficientemente cortos para no ser tomados en serio, suficientemente densos para marearte. Recuérdame cuando publique algo, cuando oigas decir que soy genial haciendo lo que hago; porque habré luchado por ello. Aunque, claro está, quizás ese momento no me llegue en mi momento más prolífico. Pero es que así como tengo que estudiar a unos poetas muertos tan torturados como yo, mentalmente hablando, puede que otros que vengan en el futuro, mejores que yo como lo van a ser, puedan motivarse. Porque no soy el mejor en nada. No te voy a impresionar en nada de lo que hago, si me conoces. La cuestión es que soy consciente de los cambios, del transcurso de mis ideas y pensamientos; y soy capaz de tramsitirlo de algún modo. Quizás se te escapen hilos, detalles, pero si conoces un poco de mi historia, podrás recorrer cada hilo de esa tela de araña, que es lo que escribo. Pero no es recomendable conocerme. La obra siempre supera a su autor.
He aquí mi botella con mi mensaje. Vosotros sois mi océano, el camino que ha de recorrer mi mensaje. Veamos si llega a algún lado.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Piel dorada

Estoy esperando a que llegues mientras me pierdo en el tintín del goteo que ha dejado la lluvia en la ventana, y desespero pensando que te has perdido entre el continuo goteo de personas que puedes encontrar a lo largo y ancho de esa ciudad tan pequeña que, a pesar de ser tan pequeña, tantas cosas guarda. He limpiado las lágrimas que han caído ahí fuera por ti, a través de la ventana, porque dentro ya no caben.  La ventana, llena del adorable vaho de la condensación deja de ser adorable, y pasa a ser angustioso. La angustia me tortura cual pesadilla en una siesta bajo el sol. Es agradable.

Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver

Me encuentro comiendo a las cuatro y media de la tarde en uno de esos días tan peculiares. Sin ganas de cocinar, me encontraba a las tres dándole vueltas a la cabeza si era buena idea ir a la tienda rápidamente a comprar una pizza. Demasiado tarde para comer para horario que no sea español, me dio un cierto ataque de risa pensando en lo que pensaba hacer: poner acento finlandés al hablar inglés. Ya se acerca su hora de cenar. Y me encontré, a la puerta de la tienda, diciéndome que era un "tontaco". Siendo estudiante, y siendo Erasmus, que poco importaba.
De vuelta a casa, tras un camino de vuelta angustioso por el frío y mi orgullo de salir en camiseta y vaqueros, llego a la cocina. La veo tan desordenada como los pensamientos de un borracho. Y como soy así de inteligente (ironía), pongo el horno y el "Modo Responsable" ON y sale la versión más responsable y encantadora de mí. Si es que soy un encanto cuando quiero. Pero ese es el problema: que no siempre quiero.
Acabé fregando lo infregable, ordenando el caos, teorizando acerca de por qué me gusta escribir y por qué me vuelvo loco cada vez que veo que hay jóvenes que les gusta escribir, ya sea más o menos lo que le guste escribir, o publicando más o menos entradas (con el paso del tiempo veo que soy un friki de subir entradas al blog). Así como a mí, hay a cierta gente que se entiende, cuando escribe, cómo está. Porque hay palabras, ideas, expresiones, gramáticas que, a pesar de conocer o no a la otra persona, se entienden igualmente. Está todo inventado, y no sabemos nada, te apellides Bermello, Nieve, seas gallego, catalán, madrileño, andaluz, sueco, alemán... Si eres capaz de entender lo que dicen, el significado de las palabras, puedes llegar a saber cómo está, el origen de sus ideas, y el camino que puede tomar.
¿Yo? Yo quiero coger sólo un par de caminos, y tienen escondrijos y rutas que pueden engañarme, o llevarme más tiempo, pero llegaré. No quiero llegar, realmente. Sólo quiero hacer el camino siguiendo la senda del río, porque ya dijo Jorge Manrique a dónde llevan todos los ríos. El final es lo de menos. Como la búsqueda de la felicidad. Depende más del camino hacia ella, el modo de buscarla, que el hecho de conseguirla.

Las finas capas blancas del amor de un estudiante Erasmus

Dieron la vuelta tras despedirse. Dejaban atrás uno de los edificios del complejo residencial de la universidad. Con un "venga, te acompaño" en un más que correcto inglés, empezaron a hacer el camino hacia su residencia. El frío había cubierto los coches de una capa fina y blanca. Y es que hacía mucho frío. Se disculpó por haberla vacilado con que no hacía frío. En aquel momento sí que hacía frío, mucho frío. Se le apretaron los brazos haciéndole estremecer todo el cuerpo. Tenía los pies helados, las manos en los bolsillos. Y se rió. Se rió por sentirse culpable al pensar "Winter is coming". Ya en alto, dijo, "No quiero imaginarme cómo será el frío en diciembre, porque ahora lo estoy pasando mal."

Ella contestó diciendo que, según tenía entendido, iba a nevar en dos semanas. Le salió, como era habitual en un caso así, un "genial" tan irónico como la mayoría de sus comentarios. Era su vena gallega que tanto echaba de menos de vez en cuando. Pensando en que llevaba casi dos meses perdido por el norte de Europa, le preguntó si iba a volver en Navidades a su país.
"No, no. Estaré sólo un semestre, quiero aprovechar el máximo tiempo aquí. Mis padres lo entienden, quizás vengan un par de días antes de Navidades."
Tardaba en contestar y llegaban ya al portal. Con un "Muchas gracias por acompañarme, no tenías por qué hacerlo. Duerme bien, nos vemos" se despidió. "Nos vemos", dijo. "Descansa." Le habría dicho más cosas si no fuera porque la diferencia de culturas podría haberla asustado.
Retomó el camino a su piso, recordando cómo había ido la noche. Al menos se iba a la cama con una buena sonrisa en la cara dibujada con recuerdos de frases y algunos detalles.

sábado, 5 de noviembre de 2011

El gato llorón

Ábrelos, ábrelos despacio. Di qué ves, dime qué ves, si hay algo: un manantial breve y fugaz entre las manos. Toca final, definir el trazo; sintonizar, reagrupar pedazos en mi colección de medallas y de arañazos. Ya está aquí, ¿quién lo vio? Baila como un lazo en un ventilador. ¿Quién iba a decir que sin carbón no hay Reyes Magos?
Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros. Los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato.
Ya está aquí, ¿quién lo vio? Baila como un lazo en un ventilador. ¿Quién iba a decir que sin borrón no hay trato? Y el futuro se vistió con el traje nuevo del emperador. ¿Quién iba a decir que sin carbón no hay Reyes Magos?

Nos quedan muchos más regalos por abrir, monedas que al girar descubran un perfil que empieza en celofán y acaba en eco.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Corazón elocuente

Creo que es la primera entrada en primera persona mínimamente larga en un tiempo, con ideas claramente mías y una exposición clara y (creo que es) directa. Intentaré explicar, sin saber por qué de esta necesidad que me urge, por qué sigo intentando crear imágenes imaginarias y no textos que expliquen directamente cómo me siento, como hacen otra mucha gente en sus respectivos blogs.
He hecho entradas realmente cortas que podían expresar dudas, rabia, odio, incontrol; otras demasiado largas, que podían parecer contar historias, ideas; otras eran una ida de olla, otras eran incomprensibles. Sí, he hecho todo eso y más, y mal. En algunas me he perdido en el vago intento de corresponder a los pensamientos que le dedico a la gente, es decir, lo que la gente de a pie llamaría "una dedicatoria". ¿Y qué ganáis vosotros con esto? Absolutamente nada, esa es la verdad. Quizás os ayude a relajaros, a sentiros mejor porque este "pringao" está más loco que tú, tiene más problemas mentales de los que puedes estar pasando tú.... no sé, tú sabrás por qué sigues leyendo esta entrada. No sé qué pretendes, si lo haces por tu cuenta propia, por respeto a mi persona (eso vale también para los que no lo leen), por curiosidad, por esa katharsis... ¡Yo qué sé! Tampoco me importa. Sí que me importa ser claro, o no serlo. Simplemente quiero utilizar esto como rata de laboratorio. Sí, creo que sí. Porque siempre hay un "alguien" que me dice "me gusta esta entrada" o "vosotros los que escribís bien..." Sí, es por eso. Me gusta escribir tonterías, muchas. Muchas muchas.Y las que están por venir.
Siempre me ha gustado escribir, y he cambiado la forma de escribir de un año al día de hoy. Si un loco se parase a revisar cada una de las entradas publicadas aquí creo que podría morir aquí, deprimirse. Pero no es lo que intento. Quizás sí que repaséis esta entrada, por ejemplo. Es de hace un año (y pocos días).http://elsitiodenuestrorecreo.blogspot.com/2010/10/te-doy-la-razon.html No es que no me guste, porque no llego a estar a gusto con casi ninguna, pero sí se nota una leve diferencia, ¿o no? (Os sorprenderíais de la ínfima cantidad de entradas de las que estoy orgulloso)
Y aquí lo dejo, una vez más, pero sólo por hoy (o por esta semana, ¿quién sabe?) (¿me gustan demasiado los paréntesis o es cosa mía?
Muchas gracias, es un placer. Siempre. (Placer, como miedo tengo de que haya alguien que pueda entender mi estado de ánimo según cada entrada, según cada frase, cada canción que escribo, digo, escucho)

Explícame

"¿Cómo concilias el sueño?"
Él, ya acostado sobre la cama, se irguió. Con un "a ver..." para sus adentros, respondió, como buen gallego, con una pregunta.
"¿Qué quieres decir?"
"Pues que ya no es lo mismo. ¿No lo notas? Ese algo, ese "noséqué" que había antes... ahora no lo hay", le miró, pero volvió a mirar a ninguna parte, otra vez gesticulando y moviendo los brazos, "No lo entiendes, sigues con tu cara de sueño."
"Es que tengo sueño, pero te voy a contestar igualmente. Te entiendo, y sí, lo noté. No te digo nada porque es obvio. Hemos cambiado, nuestra relación ha cambiado. Pero no por eso te dejo de querer. Se acabará si dejas de preocuparte por nosotros, si dejas de luchar. No creo en las almas gemelas..."
"No he...", interrumpió.
"Ya, ya sé qué sí y qué no has querido decir. Decía que no creo en las almas gemelas. ¿Por qué? Porque tenemos cada uno que buscarnos la vida, encontrar a esa persona por la que lucharías más que por nadie, con la que compartirías más que nada, más que todo; con la que discutirías de todo sin importar nada y todo volvería a la normalidad; aquella persona de la que querrías que tus futuros hijos heredaran cosas.
"Sí, ya ves. He pensado en todo esto, y en muchas otras cosas que no te puedes imaginar", dijo viendo su cara de sorpresa, ese pequeño brillo de del ojo izquierdo mezclado con cierto miedo. "Así que ya ves, sí he pensado en todo eso. No dudes en decirme estas cosas, ¿vale? Porque soy capaz de conciliar el sueño porque ya me torturé suficiente durante demasiado tiempo, y ahora estoy como siempre quise estar, luchando cada día por lo que siempre he querido ser, y te tengo a ti, y eso es lo único que me importa."

jueves, 3 de noviembre de 2011

-0,1 x 10: Deseos en aire, sed en la tierra.

200 no significa más que 199, o que, pongamos por caso, 1999. Por poner símbolos, podemos poner una gaviota sobre el mar, una rosa en el desierto; podemos mezclar imágenes, ya sean vacías (o no), con conceptos que tengan (o no) sentido, o necesidad de existencia. Y es que esta enormidad de palabras seguidas dicen menos que la purpurina que te hace sentir mal, que la Panacea. Podemos romper las ventanas para que entre alguien como perro con su casa, pero también podemos optar por no hacerlo.
Todo este conjunto de vicios perfeccionados en forma de palabras vienen a contar una historia, una necesidad de expresión delimitada por experiencias vividas, no por mí, pero que pueden sacar alguna que otra sonrisa o algún que otro arqueamiento de ceja y consecuente cierre de pestaña. No tiene más sentido que el que quieras darle. Puedes pensar que estoy loco, o que me acuerdo de ti. Piensa que es otro de esos múltiples ataques que me dan de locura inesperada e incontrolada, pero yo lo hago como katharsis. Nunca llegué a entender bien ese concepto. Pero creo que puede ayudarte a recordar que la gente está bien y tú no, pero que, aún así, esa misma gente te echa de menos y está deseando verte, de nuevo, una vez más. Porque puedes ser feliz y estar triste al mismo tiempo. No es imposible, si lo piensas. Yo soy feliz, pero hay momentos que me apetece echar la lagrimilla, echar de menos. Estás viviendo un algo extraordinario. También lo viviste antes y después. Vive también el durante, por favor.

Vuelo inerte

Todo sería mucho más fácil si pudiera explicarse diciendo que es negro o blanco, del Barça o del Madrid, del PSOE o del PP. del Dépor o del Celta; seco o mojado, "húmedo" o "no-húmedo". Pero la verdad es que no es así y, sinceramente, es una putada. Podrías catalogar a la gente mucho más fácilmente, hacerlos tus amigos sin problemas a rechazos, a mentiras, a desconfianzas.
Mientras, voy a romper las ventanas y hacer del chaos un arte.

Me susurra palabras sabias

¿Qué me dirías si te dijera que lo que vaya a pasar en este tiempo no vaya a importar? ¿Que los días raros que vamos a vivir de aquí en adelante pueden estar definidos por todo aquello que hemos temido y deseado durante tanto tiempo? ¿Has pensado alguna vez en dejar de ser "tú" y querer ser un algo más? Let it be, let it be... 

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Arriba los pies, abajo las manos.

He bailado hasta olvidar, he llorado con Sam y Ramón, me he vuelto loco con John, y no digamos ya con Nash; me he amado como si fuera Narciso, e incluso me he ahogado, pero mi muerte fue más parecida a la de Kurt que a la del propio Narciso. He odiado algunas decisiones que he tomado, como Jude, y, en cambio, al igual que Walt, he decidido ser el Elegido; no, no soy Harry, con su cicatriz tan mona, sino al que envía el mensaje, como Karl, que siempre fue un buen cartero. Pero este mensaje es mucho más amplio, pero sin ser tan idolatrado y sobrevalorado como otros cubiertos de brillos y cruces. He cometido, con este mensaje, genocidios, pero no era mi intención, como no era la intención de Andrew; pero he ahí la cuestión: siguiendo su ejemplo, cambiaré mi forma de pensar, intentando que la vuestra también lo haga. Y así, con un donut, hasta mañana a la hora de trabajo con Dexter.

Olvido

El tiempo no tiene sentido medirlo porque con ello sólo conseguimos desesperarnos y ser menos felices. Nos limitamos a nosotros mismos. Deberíamos perder esas sensaciones de que podemos ser mejores según hábitos, si nos controlamos, porque no sé hasta qué punto es cierto que necesitamos autoimponernos unas horas. Sí, estoy de acuerdo en imponérselo a los demás, a aquellos que no son capaces de dar lo mejor de sí si no siguen un programa estricto. Voy a dejarlo ahí.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Lo entiendes tú?

Me encuentro de pie en medio de un pasillo largo pero estrecho. Estoy casi desnudo. Lo único que me protege de estar completamente desnudo son unos puntos borrosos alrededor de sus genitales y, extrañamente, en sus pies. De un modo bastante sorprendente, se encontró riéndose a carcajada limpia por ver que le caían de las axilas tanto pelo que podían hacerse trenzas. Pocos segundos después se encontraba arqueando la ceja derecha viendo cómo los pocos pelos que recordaba tener en el pecho ya no estaban. Agitó la cabeza en horizontal, resignado. ¿Podría ser posible tener sueños tan locos? Se iba erosionando la pared a su alrededor. El suelo que pisaba no cambiaba, pero el que tenía frente a sí empezaba a hacer curvas y a elevarse. Miró hacia atrás y se sorprendió que no variara. "Ah, vale, ya lo entiendo." ¿Lo entiendes tú?