miércoles, 2 de noviembre de 2011

Arriba los pies, abajo las manos.

He bailado hasta olvidar, he llorado con Sam y Ramón, me he vuelto loco con John, y no digamos ya con Nash; me he amado como si fuera Narciso, e incluso me he ahogado, pero mi muerte fue más parecida a la de Kurt que a la del propio Narciso. He odiado algunas decisiones que he tomado, como Jude, y, en cambio, al igual que Walt, he decidido ser el Elegido; no, no soy Harry, con su cicatriz tan mona, sino al que envía el mensaje, como Karl, que siempre fue un buen cartero. Pero este mensaje es mucho más amplio, pero sin ser tan idolatrado y sobrevalorado como otros cubiertos de brillos y cruces. He cometido, con este mensaje, genocidios, pero no era mi intención, como no era la intención de Andrew; pero he ahí la cuestión: siguiendo su ejemplo, cambiaré mi forma de pensar, intentando que la vuestra también lo haga. Y así, con un donut, hasta mañana a la hora de trabajo con Dexter.

No hay comentarios:

Publicar un comentario