domingo, 13 de noviembre de 2011

¡Qué felices, qué caras más tristes!

Piensa en algo bello. Seeehhh, quizás te vengan a la cabeza unos ojos de mujer (u hombre), unas caricias... Pero hay más cosas, ¿verdad?  El abrazo de un hermano al despedirse, el orgullo que siente un padre o una madre; la confianza  el saber estar de un amigo. Mentiríamos si dijésemos que ahí acaba, ¿o no? ¡La vida es bella!, ¡qué bello es vivir!, ¿no decían así? ¡Claro!, ¡cómo no! El par de cubatas del sábado por la noche, ese cigarrillo de después, o lo que se entienda por cigarrillo; la piel de gallina durante un concierto, la lagrimilla de aquella peli... Pero recuerdas también aquellos malos momentos, ¿a que sí? Cuando se acabó, el despertarse solo después de tanto tiempo y no recordabas qué era aquello..., recuerdas lo duro que fue no devolver las llamadas, o que no te las devolviera... ¡Oh, sí, qué duro fue! ¡Y qué duro es de vez en cuando!, ¿verdad? Pues sonríe, ¡porque eso es vida! Están también las desilusiones, los peros, la falta de rosas o piruletas en el día de los enamorados...
Perdona por haberte recordado esas cosas, pero ahora levanta la vista; mira por la ventana. ¿Qué ves? ¿Nada? Ah, es que quizá sea de noche y estés de viaje, o que no haya ventana, o por cualquier otro motivo. Pero, ¿a que en el fondo ves luces? ¡¿A que en el fondo ves algo más?! ¡Claro! He ahí el futuro. Cógelo, agárralo, bésalo. Abre los brazos, abre las piernas y deja que te haga el amor de arriba a abajo. Pero correspóndele, que no me entere yo, ¿eh?

08/11/11, 23.30, Parada en Glasgow

No hay comentarios:

Publicar un comentario