miércoles, 30 de mayo de 2012

Ansiedad

El corazón se sale del pecho. Late demasiado deprisa como para que pueda mantenerse en este espacio multidimensional que, sin él, sería monodimensional. Lo más raro es que los dedos tiemblan. Se mueven solos, estallan. Su constante movimiento es enfermizo, pues tienden a cerrarse formando un pequeño muñón. Las muñecas se retuercen, provocando gestos que describen los de una persona con cierta discapacidad.
Los dedos de los pies están inquietos mientras se tocan unos a otros. De la mandíbula saltan chispas que necesitan la calma que le dan las manos, que parecen aislantes.

Parece que hay un momento de calma, pero es sólo la antesala de la opresión del corazón sobre los pulmones. Es agobiante...

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