viernes, 16 de diciembre de 2011

Fugidinha

Ella (él nunca se dirigía a ella por un pronombre, ni por un diminutivo, ni por un apelativo; siempre lo hacía a través de un cambio de tono, eran todo lo que necesitaban) se llama (la solía despertar a las 4 de la mañana cada vez que salía por la noche, siempre pensaba en ella, aún a pesar de haber acabado la relación hacía ya varios meses, y después de años de relación) Clara (nombre que no le decía más que una sonrisa, un beso; como todos los nombres, tienen el valor que cada uno quiera: puede ser una seña de identidad, o una forma de superación, elevación, incluso como maniobra de escapismo).

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