lunes, 13 de febrero de 2012

No entiendo de cómo y por qué

Me he vuelto a perder en minuciosidades de palabras mal escritas en un contexto más perdido que la Mona Lisa en MTV Tuning. Me he entregado plenamente durante horas al vicio de la lectura, del dar y tomar que conllevan las palabras escritas. Por eso a estas horas, a falta de media hora para el 14 de febrero, declaro que mi amor es la palabra escrita. Es un amor. Porque siempre da. Quizás dé tortazos, palmadas en el culo, ponga la zancadilla, te eche una mano... siempre me acompaña, y eso es mucho más de lo que puedo decir mucha gente que, por las circunstancias, me veo obligado a acompañar. Sí, referenciando una vez más, diré que soy como "un lazo en un ventilador" al encontrarme con un libro nuevo: a veces dura mucho, a veces es breve porque el ventilador es malo; otras, duro poco yo por la intensidad del aire.
La cuestión es que cada día hago nuevos tratos con la palabra, intentando tener una relación más justa, más sana; aún así, cada mañana hago borrón y cuenta nueva. Rompo ideas "viejas", del "ayer", haciendo esas actualizaciones necesarias que precisamos de vez en cuando.
Lo peor es la bipolaridad diaria/semanal. Veo progresos, pero también veo muchos fallos. No sé si es un exceso de autocrítica, o que siempre tuve los pies en el suelo. A veces, tan en el suelo que estaban incluso más abajo. Dejando ambigüedades de lado, diré que este es el camino diario de la amargura en una relación más en la que el equilibrio es imposible, como todas las demás en las que yo estoy en medio.
Pero mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así...

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