jueves, 19 de abril de 2012

Oh, cállate!

Las dulces curvas de tus pestañas al despertar son como el azúcar del yogur, el Nesquik del tazón de leche. Estas frases son para mí como la sal a la leche para la gente de a pie, quizás. Tienen un romanticismo por las personas desmedido. No, lo siento, no es una forma correcta de decirlo. Tienen una forma de expresarlo equivocada, en lo que es mi opinión. ¿De verdad siente necesidad la gente de decir tal cantidad de cosas? Claro que todo el mundo necesita/quiere que una persona esté a su lado, pero ese romanticismo irreal tiene que acabar. Dejémosles a los adolescentes que se digan esas sandeces que se sueltan muy fácil y sin pensarlo apenas. Quizás sean eso, en realidad; frases que se sueltan muy fácilmente, sin llegarlas a pensarlas del todo y, una vez vas creciendo, aprendiendo a pensar y a aprender, las dices menos, porque no son necesarias, no son verdad.
Por favor, tampoco me malinterpretéis: dejaos llevar, sí, pero con un poco de cabeza, ¿vale? Que cada uno se lo intente aplicar como mejor vea. Empezando, además, por uno mismo.

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