viernes, 1 de julio de 2011

Más solo

La echó tanto de menos que incluso sangró. Desconocía la localización y tamaño de la herida; ni siquiera sabía la causa de tal añoranza. Simplemente había llegado ahí el dolor y tardó bastante tiempo en recuperarse de las heridas. Lo único que era seguro después de tanto suplicio era que, ahora que no estaba, echaba de menos el dolor. Se sentía cada día peor: había dejado de lado unas cosas para, al final, quedar más solo que el olor que había dejado ella en su cama, más solo que el hueco que había dejado en el colchón. Más solo... Más solo...

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