domingo, 4 de marzo de 2012

Una sombra en la pared

No sé qué siente la gente cuando lee. Quizás no sientan nada en particular, y por eso dejan de leer; pueden, en cambio, sentir algo. No sé qué es, como ya he dicho. Quizás se entretienen y se lo pasan bien, como pueden pasárselo bien las mentes inconscientes que leen Crepúsculo, Eragon, o, incluso, Harry Potter. Puedes también meterte mucho en la historia, llegar a amarla, pasarlo bien con los personajes, quererlos, hacerte feliz y entristecerte con ellos, como me pasa a mí con Canción de Hielo y Fuego, me pasó con la Saga de Ender, o me está pasando con Crónica de un Asesino de Reyes. Para los que me conozcan un poco o hayan leído un par de entradas dedicadas a los libros, os digo que quizás os preguntéis (si no lo habéis hecho, ya os lo digo ahora), por qué no he incluido Harry Potter. Es simple: era niño cuando lo leí, no puedo opinar lo mismo en este momento. No creo que me produzca lo mismo ahora. Probablemente, sólo tenga una carga sentimental vinculada a los recuerdos.
No sé qué es lo que sienten ellos, pero para que yo sea capaz de leer algo y pueda decir que saco algo positivo de su lectura. No digo que me lo tenga que pasar bien, o que tenga que tener una forma y un contenido determinados. Obviamente, no tiene que tener, tampoco, una temática determinada. Si bien es cierto que suelo escoger una temática más "fantástica", "ficticia", no significa nada. Para los que me conozcan ya un poco más a fondo, sabrán que me resulta hartamente complicado leer poesía. No por ello digo que sea menos, que merezca menos prestigio en estilos de "literatura". Por supuesto que no. De hecho, para vuestra sorpresa, estoy gozando mucho el curso de Renacimiento Inglés. Admito que soy yo el primer sorprendido. No me lo esperaba. Pero he aquí la cuestión del asunto: está consiguiendo recuperar mi imaginación, de un modo u otro. Me encontraba en un momento de mi vida que no era capaz de sacar mi imaginación de ningún lado, de ningún modo: ni con hilos, ni a palazos, ni amablemente, ni nada. Era imposible. Y he aquí yo en las clases de Renacimiento Inglés, disfrutando con la poesía Renacentista, imaginándome, tras leer "The Faerie Queen", a un dragón que decide salir de casa para matar caballeros y que tanto hombres como dragones hablen de él, canten su honor. No sé si seguís el hilo marcado por la entrada hasta ahora. Si al principio hablaba de qué saca la gente de la lectura, y ahora os vengo diciendo que estoy disfrutando de la lectura de textos renacentistas ingleses. Pues sí hay conexión. La cuestión es que espero que me aporten imaginación, retales de imaginaciones, de ideas; tienen que aportarme suficiente para hacerme querer escribir, para que saque a relucir mi imaginación. Por eso creo que siempre le guardaré cierto cariño al Renacimiento, porque están sacando de mí esa parte que creía perdida. Además, ellos hacían algo que a mí me parece la mejor forma de estudiar literatura: leían y, después de ello, intentaban hacer algo del mismo estilo; era un reto, un "challenge", que dijimos en uno de los seminarios.
Y si "el poder reside donde el hombre cree que reside", definitivamente, yo creo que el poder reside en la imaginación. No sólo eso, sino también en la forma en la que la desarrollas. Porque no diré que la literatura es estrictamente necesaria para vivir en sociedad. Lo es para mí, y para otra gente, pero no es estrictamente necesaria. Este patrón puede llevarse a la medicina, a la música, a la arquitectura... ¡yo qué sé! Muchos sitios donde la gente sí necesita desarrollarse, meterse en un mundo en el que sí pueda aportar algo, y en el que la gente se lo pueda apreciar. Porque sí, yo, a pesar de escribir mal, de escribir cosas que no vienen a cuento, sensaciones a veces incomprensibles, que no deberían ponerse por escrito, hay gente que me dijo que lo hago bien, que tengo que seguir en ello. Y supongo que sigo en ello también por eso, no sólo porque soy bastante pesado para mantener este deseo con el que llevo suficientes años, este deseo "infantil", si lo quieres llamar así.
He de decir que "El Temor de Un Hombre Sabio" me está sorprendiendo para bien. No por el tema en sí, que simplemente me parece interesante. No me parece un libro tremendo, pero sí me está sacando esa vena de amor a la lectura, esa sonrisita que me saca de vez en cuando, esas tantas citas que estoy anotando. Sí, espero conseguir un día producir esta misma sensación en la gente, que alguien me diga que es bueno de verdad, no que me diga que está muy bien porque es mejor de lo que ellos podrían escribir. Sí, también creo que a veces tengo una ambición desmedida, pero intento ser autocrítico. Disculpad mi osadía.


"The things we read about* are not like life,
but the experience of reading is like living" C.S. Lewis


(en realidad dice "about in Fairie Queene")

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