domingo, 23 de diciembre de 2012

Cut me off

Una respiración fuerte acompaña a un silencio que atraviesa unas paredes con rayas verticales. Los dos focos de luz del techo están apagados, y la única iluminación proviene de un teléfono que, por no tener, no tiene ni teclas ni sueño. Rondan preguntas en forma de sueños por las cabezas de ambos soñadores, aunque solamente uno de ellos ha entregado su cuerpo al Hombre de Arena. No recuerda cuándo fue, pero intenta no pensar en ello. Está intentando escribir, no recordar. El brillo apagado de la pantallita induce al sueño. Algunas ideas se apagan tras reducir el ritmo; algunas frases se dejan inacabadas, pero no esta. Quizá

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