viernes, 14 de diciembre de 2012

Como un animal

Me gustan las cosas nuevas nuevas. No como las cosas viejas que redescubres, cuya "novedad" dura unos breves instantes. Me gustan más porque me dan más ideas que las viejas nuevas cosas. Sí, es cierto que despiertan antiguos olores, antiguos sabores, antiguos chistes, antiguas historias, sí; pero las nuevas nuevas cosas te hacen recordar cosas viejas, permitiéndote echarle una ojeada a esas otras cosas que no entiendes, pero eres susceptible de hacerlo.
Me gustan esas novedades que te cuentan historias a diferentes ritmos, que te cuentan historias dentro de las mismas, que las dejan adivinar de manera subliminal, o que, simplemente, te las sugiere de forma directa para engañarte o desengañarte. No decir la verdad, porque las historias no tienen que contar la verdad. No, al menos, LA verdad. Sí me gusta pensar que tiene pedacitos, puntos de un mapa que, si lo sigues apropiadamente, llegarás a otro lugar más lejano. No tiene que ser mejor, pero siempre distinto, porque ya sabes lo que dicen: "O cambias, o mueres".

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