viernes, 21 de octubre de 2011

El miedo al fin cayó

Ya ves, soy un loco y son más de las tres, ya sé que está mal romper ventanas de un bloque para encontrarte y decirte "no habrá más reproches". Intento mostrarte que lo mío es real, quise alquilar un cantante de peso y, la verdad, me asusté al leer esos precios. No serás capaz de odiarme, tan sólo quería ilustrar que quiero arriesgarme a conocerte porque el miedo al fin cayó, al fin cedió. Tú mira hacia abajo, llevo una banda especial, doscientos sonámbulos que silban de miedo, flautistas morenos y seis timbaleros, dos mancos y espectros de noche que encontré en la ciudad, como este anormal con un didgeridoo negro, mal ventilado y peor de los nervios que yo. No serás capaz de odiarme, si lo he empeorado aún más que bajen tus labios y me callen, sino empezaremos a silbar. Por si alguien aún duerme, incendios de nieve y calor, calor, a veces te pasas, incendios de nieve y calor, calor. Y al parecer nos sienta bien pelear, justo al contrario, fortalece más. Supera esto, no serás capaz, supera esto, no serás capaz, no ...

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