martes, 13 de septiembre de 2011

El cielo de los gatos

Contra una imagen dura, un acto de cariño. Es la solución. Unas horas juntos y trabajo en equipo. Porque oye, que esas cosas no son fáciles, por impersonal que pueda llegar a ser. Era vecino, "amigo de amigo" (fuera redes sociales), se puede decir. Al menos compartían tiempo.
Y como amigo, esperó a que se fuera. Porque se fue. Y con su marcha llegaron ideas de fragilidad, impotencia, brevedad. Olvidas la facilidad con la que pasan las cosas malas, y es entonces cuando, en vez de bajar la cabeza, tienes que elevarte, imponerte a esas cosas malas. Porque sí, las cosas malas van a venir. Dejemos de ser obvios, pero tampoco seamos alarmistas: con suerte, iría al cielo de los gatos. Estoy convencido de que cada día quiero más al pequeñín, al dormilón.

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