viernes, 12 de agosto de 2011

La película de las sábanas blancas

Para nada importaban las tantas discusiones que mantenían a diario, porque nadie era tan sincero como ellos como lo eran el uno con el otro. Y a nadie se entregaban tantas veces y tan bien a la dulzura del desdoblamiento de las sábanas que cuando eran ellos mismos los que revoloteaban entregándose plenamente y reencontrándose entre gemidos que se creían perdidos.
-Hubo un momento que creí que no valíamos el uno para el otro.
-¿Y qué te hace pensar que sí?
-Nos encantamos en la cama y nos amamos fuera de ella. Las discusiones nunca son nada más que trámites que nos llevan a otro tramo de felicidad. ¿Cómo me soportaste tanto tiempo?
-Estoy embarazada.

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